top of page
Foto del escritorsimmersomar

Caperucita y el detective - Capítulo 5


Mientras Erik Longcrow reflexionaba sobre la tormenta y su arruinada billetera en una de las múltiples profundidades del bosque de Glimmerbrook, Scarlett caminaba en dirección al puente del Freezer Bunny. Era el puente que conectaba a Glimmerbrook con el lado este del continente de Los Sims 4. Allí se encontraba Villa Magnolia, el pueblo donde vivía la vieja desgracia… su abuela, y muchos otros lugares interesantes como Willow Creek, Windenburg… ¿Y si se desviaba un poco para visitar alguno de esos pueblos? ¡No, no! No podía gastar el poco dinero que tenía en eso… por mucho que quisiera una verdadera aventura…

Un voz interrumpió sus pensamientos. Un extraño hombre pelirrojo la miraba desde un árbol…


«¡Niña!», la llamó.

Scarlett no se detuvo…

«¡Tú! La de rojo… ¡Oye!», gritó el desconocido y comenzó a caminar hacia ella.

El hombre se atravesó en su camino.


«¿A dónde vas, niña?», le preguntó. Apestaba a alcohol.

«¿Y a ti qué te importa?», respondió con una sonrisa.


El hombre la miró confundido.


«¡Pero qué mal humor tienes, niña!», Scarlett empezó a andar, pero el hombre la detuvo. «Ten cuidado, jovencita. Hay mucho caos más adelante. El puente del Freezer Bunny está cerrado… ya sabes por la tormenta. Solo quería advertirte…»


Scarlett lo miró. No le creía nada.


«¡Por el plumbob!», le dijo fingiendo sorpresa. «¡Una pena para los viajeros! Afortunadamente yo no voy para allá…»


Mientras decía esto otro hombre salía de su escondite detrás de los árboles…

En menos de un segundo alguien la estaba ahogando. Un hombre apestoso a alcohol y a sudor.


Scarlett gritó.


«¡Danos todo lo que llevas en el inventario, mocosa!», exclamó el apestoso hombre que la tenía prácticamente inmovilizada.

«Y lo que llevas en esa cesta», dijo el otro.

Nuestra pobre Scarlett empezó a toser y a toser y a toser… Dejó escapar otro grito, pero la tos se apoderó de ella nuevamente…

Para sorpresa de los dos hombres, la chica cayó al suelo…

«¡PANCRACIO, LA HAS MATADO!», gritó el pelirrojo.


«¡Pero si solo la estaba ahorcando un poquito… Además, yo no veo a La Parca», dijo el otro hombre muy nervioso.

«¡El plumbob que te parió! ¡No ves que está más flaca que nosotros! ¡Le habrás partido el cuello! ¡Rápido, vacíale el inventario! Yo me quedo con la cesta. ¡Quítale todo y corre! Mejor no estar aquí para cuando llegue La Par…», pero el pelirrojo no pudo terminar su frase.

Una maraña de pelo salió de la nada y golpeó a Pancracio. Al pelirrojo le costó unos segundos darse cuenta de que era un simhumano… ¡Y estaba atacando a Pancracio! ¡Por la Señora que nos controla! ¿Y si lo mataba? ¡Ahora tendrían dos cadáveres! Y de seguro el hombre-maraña iría luego a por él… Tenía que salir de…


Pero una vez más algo interrumpió al pelirrojo…

Scarlett se levantó de su fingido desmayo y le dio en la cabeza al pelirrojo con la botella de Sim Cola que su madre le había guardado en la cesta. Nunca en su vida había usado el Extreme Violence, y no se creyó capaz hasta que lo hizo.


«¡DESGRACIADO! ¡LADRÓN!», le gritó.

La cabeza del pelirrojo sangraba por la herida que le había causado la botella, pero eso no impidió que saliera corriendo en dirección contraria a la niña del diablo y del hombre-maraña…


«¡Epifanio, ayúdame!», le rogaba Pancracio quien se arrastraba a su lado. El hombre-maraña le había dado una paliza.


Epifanio lo levantó tan rápido como pudo y casi que se lo lleva en brazos. Ambos desaparecieron en otra de las profundidades del bosque…

Erik se acercó a la muchacha, quien parecía que echaba humo…

«¿Ehhhh estás bien?», le preguntó.


«¡SE HAN LLEVADO MI DINERO!», gritó la muchacha. «¡¿En qué momento se lo han llevado todo?!»


«¡Calma, seguro puedo alcanzarlos!», dijo el melenudo.


«¡¿QUIÉN RAYOS ERES TÚ?!», gritó ella. «¡¿ME CREES IMBÉCIL, ACASO?!»


«Solo quería…», empezó a decir nuestro querido Erik, quien ya tenía dos apodos: melenudo y hombre-maraña.


«Mira, yo podré ser de pueblo y tener cara de avena, pero sé perfectamente lo que están haciendo. ¿Crees que no conozco estas técnicas? Dos ladrones me atacan y tú apareces de la nada a ‘salvarme’, ellos, por supuesto ‘huyen’, y tú luego vienes a dártelas de héroe. Como estoy asustada y despistada, me ayudas y me consuelas… y en el proceso me robas todo. Supongo que como ya me han robado, el plan es ‘ir detrás de ellos’ y volver con todo el dinero y que te dé una parte como recompensa, o volver con parte del dinero y decirme que es lo único que lograste quitarles. ¡Tengo muy claro que son tus amiguitos! Así que vete ya y déjame en paz! ¿Viste cómo usé el Extreme Violence? ¿Lo viste? Pues si sigues aquí la próxima víctima serás tú».


Ante tales palabras, esta fue la cara que se le quedó a Erik:

«Eres muy inteligente, chica», dijo sinceramente impresionado. «Todo lo que dices es completamente cierto. Las técnicas de robo modernas son cada vez más creativas, pero esta vez te equivocas. Me llamo Erik, por cierto. Escuché un grito y vine a ver qué pasaba; vi como ese hombre te estaba prácticamente ahorcando y me lancé hacia él. Es todo».


Una nube enorme los cubrió a ambos…

«Sí, claro, estabas en el lugar correcto en el momento correcto para ayudar a una completa extraña. ¡Un buen samaritano», chilló Scarlett con toda la ironía de la simvida.


«Chica, cree lo que te dé la gana. Simplemente quería ayudar y creo que hice suficiente y tú también. Solo soy un viajero, como tú, me atrevería a decir», explicó Erik ya bastante harto de la impertinencia de la muchacha.

La lluvia se desató sobre ellos…


«No te lo crees ni tú. ¡Lárgate ya! No tengo ningún reparo en activar de nuevo el Extreme Violence, te dije», soltó la mocosa.

Erik se dio la vuelta. No iba a insistir ni a quedarse como un tonto debajo de la lluvia.


«No tengo dudas de que te irá bien en la vida», le dijo a Scarlett. «De malagradecidos está lleno el mundo».

El hombre se internó en el bosque.


Scarlett se quedó sola con su furia. ¿Y ahora qué iba a hacer? Llovía demasiado y no era buena idea volver a casa… No tenía un céntimo. «¡Ay, Señora que nos controlas, ayúdame!».


Tenía que pensar algo rápido… no sabía si ese trío de bandoleros volvería… y quién sabe si volvían con ayuda…


Caminó bajo la lluvia y de pronto su cerebro se iluminó. ¡La Taberna de Pandulfo! ¡¿Cómo no lo había pensado antes?! Solo tenía que desviarse un poco. Pandulfo había sido amigo de su padre, seguro la ayudaría.

12 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


Publicar: Blog2_Post
bottom of page