Una fría tarde de otoño dos figuras se pusieron en marcha hacia el castillo de Windenburg. Uno era un aventurero detective de risa fácil y problemas de dinero; la otra, una joven campesina de lengua afilada y problemas de dinero. Que no sea por falta de cosas en común.
Ambos se habían vestido con sus mejores galas para la ocasión. No todos los días se conoce a los reyes de Windenburg.
«Ay, mira, estoy sudando. ¡Me muero! ¡Creo que veo borroso!», le dijo Scarlett a nuestro detective
«¡Contrólate! Si te caes del puente no pienso ayudarte», respondió Erik
«¡Entiendo! Se te caerían los rizos y volverías a tu estado natural de mota humana»
«¿Qué es eso?», preguntó Erik muy sorprendido
«¿Qué?»
«¡Ah! Nada, es solo tu envidia que se siente en el aire»
Estaban cada vez más cerca del imponente castillo. Erik contuvo un suspiro. ¡Al fin había llegado! El dolor de los pies lo estaba matando, pero podía disimular un rato más. Esta noche descansaría y la siguiente noche… la siguiente noche sería complicada, pero bueno seguramente ya estaría solo. ¿No?
Los recibió la mayordoma de los reyes, Lady Constance.
«Encantada de conocerle, señor Longcrow, señora Longcrow», dijo amablemente. «Bienvenidos a Windenburg. Un placer tenerle por aquí a usted y a su esposa»
Erik palideció.
«Mi asistente», dijo con voz entrecortada. Scarlett sonrió y Lady Constance asintió
«Un placer conocerla, mi nombre es Scarlett»
Lady Constance sonrió cortésmente y procedió a preguntarles por el viaje, el cual ambos dijeron que había sido muy agradable. Todo eso mientras sus pies gritaban de dolor.
Constance los condujo a la sala del trono. Scarlett daba pequeños grititos de alegría mientras caminaba. Erik estaba serio, parecía que se le había congelado la cara.
«Shhhhh», le dijo a Scarlett por lo bajo. «Cálmate, te van a escuchar y vamos a quedar como un par de campurusos desorientados»
«¡Déjame! Hoy es el mejor día de mi vida», soltó Scarlett
Lady Constance carraspeó y rio por lo bajo.
Estaban ya frente a los reyes. A Erik le iba a explotar el corazón, y los pies… no sabía cuál haría el honor primero. Scarlett estaba prácticamente sin respiración
«El señor Erik Longcrow y su esposa-asistente, la señora Scarlett Longcrow», anunció Lady Constance
A Scarlett se le cortó definitivamente la respiración. ¿La tal Lady Constance era tonta o qué? A Erik casi se le salen los ojos, pero reaccionó rápido y se arrodilló ante los reyes. Scarlett lo imitó.
«¡Bienvenidos!», exclamó la reina Violet. «Es un honor tenerlos a ambos aquí. No sabíamos que venía usted acompañado de su esposa, señor Longcrow»
«El honor es nuestro, majestad», dijo Erik
Scarlett soltó una risita nerviosa.
«En realidad…», Erik dudó. «Fue precisamente por esto que tardé en acudir a su llamado. Había prometido matrimonio a mi querida Scarlett y no podía fallarle. Lamento si esto ha causado algún inconveniente»
Scarlett casi se cae para atrás, pero sus pies estaban tan cansados que no podían molestarse ni en perder equilibrio.
«¡Todo lo contrario! Valoramos mucho a un hombre de palabra», aseguró el rey Silfoncio. «¡Felicidades por la boda!»
«Muchísimas gracias, sus majestades», dijo Erik y volvió a hacer una reverencia. Scarlett volvió a imitarlo.
«Como pensábamos que venía solo, señor Longcrow, le habíamos asignado una habitación en una de las torres, pero si se acaban ustedes de casar estamos seguros de que desearán privacidad. Lady Constance, por favor, encárguese de que los Longcrow tengan un refugio para ellos solos», pidió la reina
«Por supuesto, mi señora. ¿Podemos pasar al comedor? El banquete está preparado»
A Scarlett le rugió el estómago. La reina la miró.
«Yo también tengo hambre, querida. Cuéntame, ¿eres también la asistente de tu marido?»
«Ah… sí, sí, jaja. Así fue como nos conocimos… Tiene mucho trabajo, majestad, y necesitaba a alguien que le ayudara… y yo buscaba trabajo…»
«Scarlett me deslumbró con su sabiduría y su buen humor desde el primer día. Tengo suerte de que haya aceptado casarse conmigo», dijo Erik de una manera muy convincente
La comida con los reyes fue muy agradable. Ambos eran encantadores y todo lo que quieras, pero el pollo era una delicia… y el néctar, y la silla acolchada. ¡Estaban en el paraíso!
Finalmente la reina Violet toca el tema que los ha traído a Windenburg.
«Señor Logcrow, Señora Longcrow, como estoy segura de que saben, nuestro hijo y heredero al trono, el príncipe William, desapareció hace cinco años. Su pérdida ha sido muy dura para nosotros, pero especialmente para su hermano Harold», explicó la reina. Su cara entristeció al mencionar a Harold.
«Nuestros hijos solo se llevan cinco minutos de diferencia», comentó el rey. «Eran muy unidos… la pérdida de William ha sido indescriptible para nosotros, pero también para Harold. Nuestro hijo dejó de lado todo aquello que amaba… ya ni canta ni toca el órgano. Se mantiene en silencio la mayoría del tiempo…»
«Siempre está allí jugando ajedrez, como solía hacer con su hermano, pero ahora está solo, claro… El hecho es que perdimos la esperanza de ver a Harold feliz nuevamente», siguió la reina. «Creíamos que todo estaba perdido… pero hace unas cuantas semanas celebramos un Baile de Máscaras…»
«No celebrábamos uno desde la pérdida de William. Fue difícil, pero en verdad nos vino bien a todos… especialmente a Harold», continuó el rey
«Nuestro hijo conoció a una doncella… lo vimos reír por primera vez en mucho tiempo. Bailaron juntos y la verdad es que fue… ¡Tan mágico! Lamentablemente algo debió pasarle a la chica porque salió huyendo en cuanto el reloj marcó la media noche», explicó la reina
«No sabemos nada de esa jovencita, solo que le trajo alegría a nuestro hijo. Necesitamos que la encuentren», dijo el rey
Erik se atragantó con el néctar y no pudo disimular su sorpresa… ni su furia.
«¿Cómo? Perdonen, majestades, pero… ¿Qué ocurre con la búsqueda del príncipe William? ¿Cómo que ahora hay que buscar a una muchacha? No sé yo si las prioridades estén definidas correctamente…»
Se hizo el silencio…
«Perdonen a mi esposo, majestades. Nunca bebe y, cuando lo hace, el néctar se le sube a la cabeza y es él quien no sabe elegir sus palabras», se apresuró a decir Scarlett. «Obviamente ha habido una confusión por nuestra parte. Teníamos la idea equivocada de que sus majestades requerían la presencia de mi adorado marido para continuar con la búsqueda del príncipe»
«La búsqueda del príncipe William está suspendida», explicó la reina.
«Han pasado cinco años y no hay rastro de él… Hemos decidido, con todo el dolor de nuestros corazones, que es hora de dejarlo ir…»
«Lamentamos si todo esto ha generado confusión. Entenderemos si no quieren encargarse del caso», dijo el rey muy solemne
Erik bebió más néctar. ¿Había recorrido cuatro mundos sims para esto? ¿Para buscar a la aventura de turno del principito?
«Por supuesto que nos encargaremos del caso, su majestad», soltó Scarlett. Quién la ha visto y quién la ve… con lo nerviosa que estaba en la sala del trono
Erik le dio una ligera patada a Scarlett por debajo de la mesa, pero ella ni se inmutó.
«Sí, sí. Disculpen, majestades… Como dice mi querida esposa, estábamos confundidos. ¿Por qué no nos cuentan algún detalle más de esta misteriosa chica?», preguntó Erik y puso la sonrisa más falsa de la vida
«No sabemos nada de ella, solo que de pronto salió corriendo. Harold no se explica por qué… Lo raro es que dejó una zapatilla de cristal…», contó la reina
«¿De cristal? ¡¿Pero cómo puede caminar con eso?!», soltó Scarlett. Sus propios pies la estaban matando, no se imaginaba llevar puestas zapatillas de cristal… es que era ilógico
«¡Eso mismo me pregunto yo, querida!», rio la reina
«Harold recogió la zapatilla y nos quedamos todos muy impresionados. Fue él quién dijo que era la pista perfecta para encontrarla, pero lamentablemente estaba muy nervioso… se tropezó y la zapatilla cayó al suelo», explicó el rey
«Se hizo añicos. Han pasado semanas y los sirvientes siguen encontrando cristal roto en el suelo»
Erik suspiró…
«Pues, majestades, necesitaremos una lista de los invitados al baile… y por supuesto, tendremos que hablar con el príncipe Harold», pidió el detective
«Por supuesto. El príncipe está de cacería, pero volverá mañana por la noche», les contó el rey
«Entonces estaremos aquí pasado mañana para hablar con él», aseguró Erik
Después de acordar próximos pasos, recibir la lista de invitados, acordar pagos y recibir instrucciones sobre la localización de la cabaña que compartirían, Erik y Scarlett abandonaron el castillo.
Una vez fuera, Erik pudo desatar su furia. Se puso a gritar y, para qué mentir, Scarlett se asustó… Parecía un animal.
«¡MALDITA SEA!», gritaba. «¿TE PUEDES CREER ESTO? ¿TE LO PUEDES CREER?»
«Erik…»
«VENGO DESDE TAN LEJOS Y RESULTA QUE ES PARA BUSCAR A LA AMANTE DE UNA NOCHE DEL PRINCIPITO. ¡MÁTAME! ¿ES QUE NUNCA ME VOY A LIBRAR DE CASOS IMBÉCILES?»
«Erik, por favor…»
«¡QUE ME LLEVE LA PARCA!»
«¡ERIK, ME ESTÁS ASUSTANDO!», le gritó Scarlett. «Yo pensaba que los reyes te habían dicho que vinieras a investigar lo del Príncipe Perdido…»
«¡Pues yo también! ¿Qué iba a saber yo que era para buscarle novia al principito triste? Si te llaman los reyes de Windenburg no creerías jamás que es para semejante estupidez»
«No es una estupidez. Yo veo a unos padres preocupados por el hijo que les queda…»
«Al plumbob con eso…»
«¡Al plumbob contigo! Ven, marido, acompáñame a buscar la carreta-taxi»
Llegaron al centro del pueblo y Erik se tuvo que sentar. Seguía muy alterado.
«¡Y pensar que me peiné para esto!», resopló Erik
«¿Quieres calmarte ya? Sinceramente no entiendo el drama. Digo yo que es más fácil encontrar a la doncella que al príncipe, quien probablemente esté con La Parca desde hace mucho»
«No está con La Parca. Según Felberta, varios brujos intentaron invocarle y nada de nada… ¡En fin! ‘El drama’, como tú dices, es que estoy harto… harto de los mismos casos sosos. ‘¿Quién se ha robado mi cerdo?’ ‘Mi plantavaca ha desaparecido y se ve como recién plantada’ ‘Me ha desaparecido la ropa y el pelo de la noche a la mañana. ¿Quién se ha llevado mi CC?’. ¡Estupideces! Y justo cuando creía que sería diferente… ¡Sorpresa! Es otra tontería»
«Pero, por favor, así los reyes de Windenburg te mandaran a investigar qué fue del CC de su gato sería un privilegio. Son los REYES DE WINDENBURG, no unos townies sin dirección. Y te van a pagar muy bien. Piensa en todo el néctar que te podrás beber. ¡Harás rico a Pandulfo!», le recordó Scarlett
Erik la miró muy serio…
«Además, creo que hay algo que no has visto…», siguió nuestra chica
«¡¿Qué?!»
«Puedes investigar perfectamente la desaparición del príncipe, mientras intentas a la vez encontrar a la chica. Imagínate la gloria si los encuentras a ambos…», sugirió Scarlett
Al detective se le iluminó la cara.
«Cuando tienes razón, tienes razón…», Erik respiró profundamente. No veía ningún inconveniente con lo que decía Scarlett
«Solo tengo una duda. ¿POR QUÉ PLUMBOBS NO LE DIJISTE A LOS REYES QUE NO ESTÁBAMOS CASADOS?», chilló la muchacha
«¿Y por qué plumbobs no se lo dijiste tú? No le vi sentido a corregir a la tal Constance, y como tú estabas muda»
«Me puse muy nerviosa cuando los vi. No podía hablar»
«Un milagro…»
«¿Qué les vas a decir cuando me vaya?»
«Lo mismo, que has muerto de disentería», explicó Erik y sonrió
«¡Vaya! Pues tendrás que vestirte de negro», dijo Scarlett y se levantó
«¿A dónde vas?»
«A buscar la carreta-taxi… o bueno, en tu historia, sería a sufrir los primeros síntomas de mi enfermedad mortal»
«Te espero aquí»
Scarlett caminó por el pueblo en busca del local de las carretas-taxi. Alquilaría una para mañana, así tendría tiempo de descansar en la cabaña que le habían prestado los reyes. ¡Los mismísimos reyes de Windenburg! Su madre tenía razón, el viaje había resultado ser toda una aventura… si tan solo pudiera quedarse más…
Windenburg era precioso… ¡Cuántos colores! ¡Cuánta gente! ¡Cuántas cosas por ver! ¡Cuántos olores! Aquí el matrimonio de Clara Villapálida y el zapatero sería de nula importancia. Aquí seguro que había una biblioteca enorme… ¿Qué dirían Jack Sparrow y Blancanieves, sus ovejas perrunas, si vieran esto?
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