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Caperucita y el detective - Capítulo 25


Erik, Scarlett y la indiscutiblemente inoportuna Stella entraron a la cabaña.


Para nuestro detective Stella se había convertido automáticamente en la persona más odiada del día… y la realidad es que le guardaría cierto rencor por el resto de sus sims días.

«Perdón por venir a estas horas, pero tenía mucho trabajo en la granja», dijo


«Croaaaaaaack», soltó No sé, el sapo. Era un croack normal, sin traducción al simlish


«¡Ay, que tienen un sapo!», exclamó Stella


«No eres muy observadora, ¿verdad? Entre interrumpir a la gente y luego sentarte aquí y no ver que tienes un sapo al lado…», soltó Erik

Scarlett, quien tampoco estaba muy contenta con la presencia de Stella, hizo de pixeles corazón y le dijo:


«Se está recuperando de una herida, pero pronto estará bien… el sapo, digo. Cuéntanos, Stella…»


«Yo… eh… es que… Solo quería decir que fui yo quien… quien bailó con Ha-Ha-Harold… era yo la chica de la zapatilla…»

«Estoy impactado», dijo Erik con la cara más larga posible


«Yo… creía que…»


«¿Que iba a ser la sorpresa del día? No, Stella. La sorpresa del día fue que nos interrumpieras a mi esposa y a mí. Casi nos matas… y en nuestro aniversario, además…»


Scarlett disimuló la risa.


«No planeaba provocar un susto a nadie, pero tendrán que perdonarme si estoy nerviosa. Nunca había lidiado con chantajistas», soltó ella muy seria


«¡Repíteme eso!», chilló Erik. Scarlett le lanzo una mirada furiosa


«¡Silencio los dos! Cariño, siempre podemos celebrar otro día. Stella, aquí nadie ha chantajeado a nadie… Cuéntanos lo que pasó»


«Solo lo contaré si juran que no dirán nada a los hermanos de Orella sobre su relación con mi hermanastro», exigió Stella


«Poco interés tengo yo en hablar con el tal Parsimonio… Además, nunca dije que lo haría. Si tu hermanastro entendió eso, es culpa suya, no mía», respondió Erik

Stella suspiró.


«Pues eso… que fui yo quien bailó con Harold. Ya está. Fin»


«Te repites…», empezó Erik


«Stella», interrumpió Scarlett. «¿Por qué ocultar tu identidad? La familia real te conoce bastante… y estabas invitada. Están muy intrigados por saber quién bailó con el principej… el príncipe»


«Es que… creí que tal vez podría hablar con… Harold… y pedirle que se apiadara de mí… Como William no está, pues… tal vez Harold se casaría conmigo… y ayudaría a mi familia. Pero al final no me atreví a pedírselo y salí corriendo… No quería que nadie supiera que era yo… me daba vergüenza», explicó


«¿Y de dónde sacaste la zapatilla de cristal y el vestido azul con mariposas?», preguntó Erik con una sonrisa falsa


«Orella me ayudó. Contactó a un hada que conoce y le pidió el favor de que me vistiera para el baile… Lo de las zapatillas fue idea suya… por diversión. Quería ocultar mi identidad y Orella dijo que debía ir como una chica extravagante y le pidió al hada lo de las zapatillas… Igualmente el hechizo solo duraba hasta medianoche…»

«¿Y Harold supo que eras tú?», preguntó Scarlett


«No… Llegué tarde al baile y quedaba poco para la medianoche. Fui directa a él y bailamos… luego paseamos por el jardín, pero me dio miedo y no me atreví a contarle ni pedirle nada… De pronto vi la hora… el hechizo desaparecería en minutos . Corrí y él vino detrás… iba tan rápido que una de las zapatillas se salió de mi pie… Me fui a casa y no dije nada a mi familia, obviamente. No me esperaba tanto revuelo… fui tonta»


«¿Qué te pasó en la mano?», ladró Erik. Scarlett le lanzó otra mirada


«Me quité la zapatilla que me quedaba cuando perdí la otra, pero se me rompió en la mano… Señal de que el hechizo estaba desapareciendo. La herida se me infectó… aún no se cura», contó Stella


«Tiende a pasar con heridas que involucran magia…», dijo Erik. «¿Conoces bien a Harold?»

«Sí… bueno, no… poco…»


«¡Pero si iba a ser tu cuñado! Además, es amigo de Orella y de Sanchia. Me sé algunas historias de esos tres… fiestas por aquí… fiestas por allá… y si tú eres amiga de Orella… Sinceramente dudo que no lo conozcas bien…», siguió el detective


«Nuestra relación siempre fue muy… formal…», dijo ella con un hilo de voz, los ojos se le llenaron de lágrimas y prácticamente se quedó sin aire un momento


Erik y Scarlett se miraron…


«¿Pero por qué te pones así por alguien con quien solo tenías una relación formal? ¿Quieres un pañuelo?», siguió Erik


«Me da vergüenza lo que intenté hacer… podré no tener nada, pero aún me queda dignidad», continuó Stella. «Por favor, no cuenten nada a Parsimonio… es un desalmado y quién sabe qué le puede hacer a Jerome si se entera de su relación con Orella»

«Mmmm ¿sabes? No le diría nada al tal Parsimonio, pero nos estás mintiendo, Stella. Lo sé… Así que tú decides», soltó Erik


«No estoy mintiendo…», replicó ella


«Bueno, estás adaptando la información para tu beneficio…»


«Solo quiero proteger a mi amiga y a mi hermano. Es todo. Ellos no tienen la culpa de nada», chilló Stella


«Por supuesto que no, Stella, pero necesitamos que seas sincera», pidió Scarlett


«¿Qué te hizo cambiar de idea cuando estabas con Harold? Bailaste con él, fuiste a pasear al jardín… Incluso dicen que te besó… Iba todo bien ¿no?», preguntó Erik

Las lágrimas volvieron a Stella…


Se hizo el silencio hasta que No sé, el sapo, volvió a soltar un ‘Crooooooack’ sin traducción.


«Él… Ha-Harold… Simplemente no pude… No lo había pensado bien… Era un plan absurdo»


Erik se había fijado en la forma en la que Stella decía el nombre de Harold: o tartamudeaba o prácticamente se quedaba sin voz… y esas lágrimas…


Había cambiado de idea por el principejo. No podía haber otra razón…


Nuestro detective pensó en aquella conversación que había tenido con Scarlett en la playa, después hablar con Orella. Tenían una teoría débil y muy cliché, pero no perdía nada…


«¿Simlock?», dijo el detective a Scarlett


Nuestra chica frunció el entrecejo, no entendía lo que quería decirle el melenudo. Él la miraba insistente, hasta que comprendió…


«No sé si tiene sentido…», empezó Scarlett


«Ni yo…», admitió Erik


Stella miró hacia la puerta… Este par no le estaba gustando nada. Tal vez lo mejor era irse ¿no? ¡Ay, por el Plumbob! Tenía que haberle hecho caso a Orella y esperar… pero se había puesto nerviosa… No quería que le pasara nada malo a Jerome ni a su amiga.

Erik miró a Stella y le lanzó una sonrisa falsa.


«¿Sabes, Stella? Mi esposa y yo estuvimos hablando hace unos días de algo que nos parecía curioso… ¿Sabes que casi nadie, por no decir nadie, nos ha dicho una sola cosa positiva de William?»


«¿Qué tiene que ver William en esto? Querían saber lo del baile y ya lo he contado…», soltó Stella


«Sígueme un poco la corriente, mujer. Has interrumpido mi aniversario… Cuando llegamos a Windenburg los reyes nos dijeron que Harold había sufrido mucho por la desaparición de su hermano. ¿Sabías que la única razón por la que quisieron buscar a la chica de la zapatilla fue porque vieron a Harold feliz por primera vez en mucho tiempo?»

Stella hizo una mueca.


«Nos dijeron que Harold solía cantar, tocar el órgano y, por lo que sé, se la pasaba de fiesta en fiesta. En cambio de William la gente solo nos dice que era muy serio… hasta amargado. Incluso, hemos escuchado que los reyes querían que Harold heredara en lugar de William… pero por lo visto Harold se negó…», siguió Erik


Stella intentaba mantenerse neutral, pero no lo estaba logrando.


«Tuvimos el placer de conocer a Harold y su actitud fue todo lo contrario a lo que esperábamos. Entiendo que en cinco años puede cambiar, pero personalmente, y te lo digo directamente, me pareció un soberano imbécil, pretencioso… Y de ahí viene una loca teoría, rebuscada, sin base alguna, que hablé con mi esposa un día en la playa… la bautizamos simplemente como Simlock»

«¿Conoces los libros de Simlock Holmes?», preguntó Scarlett a Stella


La chica parecía desconcertada… Este par no estaba bien de la cabeza…


«Sí… he leído algunos…», dijo


«Pues en Muerte duplicada, Watson sugiere a Simlock que el asesino no es un sim sino dos: gemelos. Simlock responde que nunca se trata de gemelos… Eso se quedó en mi cabeza y dándole vueltas al caso del Príncipe Perdido, que ya supongo habrás entendido que lo estamos investigando también, me vino a la mente esa escena del libro y pensé ‘¿Y si sí se tratase de gemelos?'», contó Erik


Stella tenía una expresión confundida, además de nerviosa…


«Lo que mi intrincado marido quiere decir, Stella, es que se le ocurrió que William no está desaparecido. Está sano y salvo en el castillo haciéndose pasar por Harold…»


«Y tal vez engaña a papi y a mami con su cara de niño traumatizado por la pérdida de su hermano, pero se le caerá la fachada…», dijo Erik con rabia


«Igualmente, como verás, no tenemos pruebas de nada… Tal vez tú puedas darnos un poco de luz, ya que ibas a casarte con William…», pidió Scarlett

Stella se echó a llorar. Y no era solo de tristeza, no, era llanto de rabia…


«Creía… pensé que estaba loca, que estaba exagerando… Yo… Me sentí tan estúpida… ¿Cómo podía ser William?», dijo entre lágrimas


Erik y Scarlett se miraron bastante sorprendidos. No se esperaban esa reacción tan fuerte.


«¿Te diste cuenta en el baile, verdad?», preguntó Erik en un tono más amable


La muchacha asintió.


«… Y por eso huiste», dijo Scarlett


El llanto de Stella aumentó…


«¿Te reconoció William?», siguió nuestra chica


«Creo que no… No… no parecía…», respondió

«¿No reconoce a su prometida?», soltó Erik un tanto desconcertado


«Nunca fuimos muy cercanos… a mí nadie me preguntó si quería casarme con él, y a él nadie le preguntó si quería casarse conmigo… Fue un acuerdo de nuestros padres. Durante nuestro compromiso solo nos vimos en contadas ocasiones…», lloraba Stella


«¿Sospechabas que era él, que era William? ¿Por eso fuiste al baile?», siguió Scarlett


Stella trató de respirar, pero se ahogaba. Finalmente logró calmarse un segundo para decir:


«No. Yo buscaba a Harold… Estábamos enamorados», respondió

A Scarlett casi se le salen los ojos con la última frase de la llorosa Stella.


«Croaaaaaaack», aportó el sapo

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