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Caperucita y el detective - Capítulo 30


Hoy comenzamos nuestra aventura en las profundidades de uno de los bosques de Windenburg. Bueno, ok, tampoco taaaaan profundo, pero sí en un claro del bosque…

Isabella, la Duquesa de Chickenlorn, se encontraba esperando a su querido príncipe. Estaba nerviosa y bastante alterada, aunque no por él, sino por la visita que había recibido durante el día…

«¡¿Qué haces aquí escondida?! Pensé que no habías venido…», dijo el príncipe en cuanto la vio


Isabella lo miró con esos ojos grandes y de azul infinito. Esos ojos que fueron, son y serían su perdición.

Isabella se levantó y lo abrazó. Esto fue una completa sorpresa para él… No estaba acostumbrado a esos actos de… ¿cariño? por parte de ella… al menos no con la ropa puesta…


«¿Qué ocurre?», le preguntó


«Tuve una visita un tanto preocupante…», respondió ella

Scarlett miró a las brujas. No sé, el sapo, era realmente una persona con una maldición. Una vez más la realidad probaba ser más absurda y magnífica que la fantasía…


«¿Qué podemos hacer con No sé? Si no hay forma de encontrar a quien lo maldijo… ¿Hay alguna otra manera de ayudarle?», preguntó desesperada

«Hmmm pues… tú eres la que puede hablar con él… Aunque si te está diciendo cosas tan extrañas supongo que no será fácil», dijo Odelgarde dudosa

«Es que ser un sapo no es fácil», soltó la bruja verde y se arrodilló frente a No sé. «¿Verdad que no, amigo? Me acuerdo perfectamente de cuando fui un sapo rojo ¿saben? No solo cambia tu cuerpo sino tu mente. Los sapos son más inteligentes que nosotros y un hechizo de transformación modifica tu cuerpo pero no prepara a tu mente. Nuestro cerebro humano se satura y vas dispersa por la vida… Yo me pasaba el día tratando de buscar a Odelgarde y comiendo moscas. Una buena vida, ahora que lo pienso…»

«En realidad creía que buscaba a Odelgarde, pero apenas podía moverme con el cuerpo de sapo. Era muy torpe, saltaba mal, me caía… un desastre. Cada vez que veía a un simhumano creía que era mi hermana… Hasta me olvidé de su nombre. Es una situación difícil ¿eh? La mente se va dispersando cada vez más y es muy agobiante. Hay que tener paciencia con el amigo No sé», siguió la bruja verde compasiva y volvió a acercarse al sapo

«Tal vez no sea de ayuda, pero podrías intentar recordarle que es humano… Pregúntale por su vida, su nombre, algo por el estilo. Tal vez él mismo pueda decirte algo más», sugirió Odelgarde


«Eso haré… Gracias, de verdad», dijo Scarlett


«¿Nos vamos ya? Tengo hambre y el ladrón este no me va a devolver mi sombrero», chilló la bruja verde


Odelgarde puso los ojos en blanco.

Erik sabía que podría arrepentirse, pero bueno… Felberta decía que para estar colgando mejor es caer.


«¿Alguna conoce a Dominguino de Hollow? Es un espiritista…»


La bruja verde soltó una media sonrisa maligna.

«¡Yo conozco partes de él en las que no brilla el sol!», respondió Úrsula con sorna


«Únicamente me interesa su parte espiritista. El resto de sus partes puedes seguir conociéndolas tú sola», ladró Erik


«Pues estás de suerte, aunque mala… Dominguino está muy ocupado y tiene lista de espera de meses, pero a mí siempre accede a verme. Podría hablar con él en tu favor, pero como te has robado mi sombrero… ¡Vámonos, Odel!»

«¡No tengo tu sombrero! ¿Hasta cuándo te lo tengo que repetir?», le dijo Erik ya cansado del asunto


«Sé que lo tienes. Si no me lo devuelves en 24 horas me aseguraré de que te desaparezca la opción de ñiqui ñiqui del menú de interacciones para siempre», dijo la bruja verde y lanzó una rápida mirada a Scarlett quien se encontraba hablando con Odelgarde

«¿Es verdad lo que dice Úrsula de Dominguino?», preguntó Scarlett a Odelgarde


«Lamentablemente sí, tienen una relación extraña… aunque yo no me meto. Ven mañana a casa y trae a Erik. Le daré uno de mis sombreros a Úrsula y seguro se le pasa el drama y acepta hablar con Dominguino»


«Gracias, Odelgarde», dijo y le faltó añadir un ‘te tenía unos celos mortales, pero cada vez me caes mejor’


«¿Scarlett? No sé si sea bueno preguntar… ¿pero en qué están metidos Erik y tú?»


«¿Sinceramente? ¡No tengo idea!»

Isabella le contó al príncipe cada detalle de la visita de Scarlett. ¿Todavía estaban por ahí ese par de imbéciles? ¡Pfff! Claramente para sacarle dinero a sus padres…

«¡No hagas caso a esa campurusa! Obviamente no estaba allí por ningún vestido…», le dijo a la Duquesa


«¡Lo sé! No soy tan tonta. Pero estoy preocupada…»


«¿Preocupada por qué? Seguramente el par de idiotas piensan que tú eres la mujer de la famosa zapatilla», dijo el príncipe y soltó una risita

«No creo que sean tan idiotas. ¿Quién era esa chica, por cierto?», soltó la Duquesa molesta


«Te he dicho mil veces que no lo sé…»


«Decías que te parecía conocida», replicó ella


«Sí, pero no sé quién es… aún no la ubico», aclaró el príncipe

«Me preocupa…», empezó Isabella


«Yo solo tengo ojos para ti», dijo él y acarició sus manos


La Duquesa se echó a reír y el príncipe tampoco pudo mantenerse serio.


«No te lo crees ni tú mismo. Pero no me preocupa esa chica… me preocupa la supuesta costurera, la tal Scarlett… Algo me dice que sabe más de lo que cuenta. Además, creo que es una bruja o algo… No lo tengo claro»

«¿De dónde sacas eso? ¿Estás tan aburrida en tu palacete y de tu momia de marido que te pones a ver brujas donde no hay?», soltó el príncipe

«Eres un idiota», le dijo Isabella. «Sé de lo que hablo»


«Era una broma…»


«No, no lo era. Te crees que soy imbécil y disfrutas humillándome cada vez que puedes, pero el único tonto eres tú», respondió Isabella con rabia

Mientras tanto en la cabaña, Scarlett hablaba con No sé, el sapo, y le recordaba que realmente era un ser humano. Por su parte Erik estaba escribiendo todo lo que había dicho el cantarían animalito…

«¿Entonces, No sé, crees que puedes recordar tu nombre humano?», le preguntó Scarlett


«Croaaaack… No sé»


«Como te dije, no siempre has tenido esta forma… ¿Lo recuerdas, verdad?»


«Sí. Era cuando corría con Benji. Jugábamos cerca del pozo… y luego en el bosque. Yo tenía mi espada de madera… ¡Croack! Y él iba a la iglesia con ella… juntos…», decía el sapo aún un poco perdido

Scarlett tradujo y Erik apuntó…


«No es la primera vez que dice lo de la iglesia… Stella también nos habló de una iglesia. ¿Te acuerdas? Dijo que cuando se comprometió con William tuvo que ir con él hasta la iglesia para que bendijeran su compromiso… Y esa canción…», Erik sonaba entre desesperado y amargado


Una idea se había plantado en su cabeza y no podía quitársela…

«No sé, creo que estas confundiendo tiempos. Si estabas jugando con Benji ¿Cómo se fue él a la iglesia? ¿O dejó de jugar para irse a la iglesia?»


«Se fue después… mucho después, con mi chica del invierno. ¡Croooooack!», respondió el sapo. Seguía sonando triste y agobiado


Scarlett tradujo a Erik…


«Stella dijo que había besado a Harold en un día de invierno», dijo al detective

Erik resopló…


«Esto es muy raro, Scarlett, no creo que se lo esté inventando. Muchas cosas encajan con lo que dijo Stella… y esa canción… él la cantaba antes de que ella viniera»


«Sí, pero es una canción muy conocida…»


«Ya, ya.. tan conocida que ni me acuerdo cómo se llama. En fin… él habla de la iglesia y ella también, ella dijo lo del invierno y él habla de una chica del invierno… dicen lo mismo de bailar… Y esto del tal Benji»

«No sé, ¿la chica del invierno se llama Stella?», siguió Scarlett


«No sé», respondió el sapo. Tenía la mirada perdida

Scarlett suspiró.


«¿Cómo era la chica del invierno?»


«Hermosa. ¡Croack croack!»


«¿Y Benji?»


«Era yo, pero no era yo», repitió


«¿Cuándo fue la última vez que viste a Benji?», siguió con su mejor sonrisa. Se le agotaba la paciencia


«En el bosque. ¡Croack! Tenía que contarle una cosa… Croaaaaack, pero apareció ella… y yo no era yo…»


«¿Quién apareció? ¿La chica de invierno?»


«No, la de rojo. ¡Croaaaaaccccck!»

Scarlett tradujo nuevamente y Erik se quedó pensando.


«La chica de rojo», dijo el detective más para sí mismo

Scarlett puso al sapo de vuelta en su improvisada casa…


«Amarantha era pelirroja…», dijo


«Sí…», Erik recordó a Felberta diciéndole que repasara todo lo que escribiera…


‘A veces la clave está en algo que has escrito, que en ese momento no parecía importante’, decía ella.


Erik abrió el cuaderno de anotaciones de Felberta sobre el caso del Príncipe Perdido con la intención de releer todo lo escrito por su mentora y todo lo que había escrito él…

«¿Sabes? La noche que encontré a No sé fue la misma noche que vi a William con la Duquesa… No sé dijo que había visto su propia cara y que se había asustado… Su propia cara…», contó nuestra chica


«Su propia cara… la cara de William. Dime que no estoy loco… dime que estás pensando lo mismo que yo…», le dijo a Scarlett

«Es tan absurdo que solo puede ser cierto…», respondió Scarlett


«¡Santo plumbob!», exclamó el detective y fijó finalmente su atención en el cuaderno de Felberta


Sus ojos observaron la primera línea que ella había escrito:

‘William Frederick Benjamín Wenceslao de Windenburg, heredero al trono. Desaparecido’

«¡Te digo que hay algo muy raro! ¿Y si lo de que están investigando la zapatilla es una excusa? ¿Y si realmente están investigando lo de tu hermano? ¿De verdad crees que a tus padres les interesa tanto lo de esa mujer? Y si la tal Scarlett es realmente una bruja…», dijo la Duquesa


«¡Pues confírmalo!», le dijo el príncipe. Estaba cansado de sus quejas. «Descubre si es una bruja… Tú también eres una ¿no?»

«Sabes bien mis limitaciones…», respondió ella con tristeza


«Como sea… Por mis padres no te preocupes… yo sí sé hacer bien mi parte. Pronto será la coronación. Tú, mientras tanto, sigue encargándote de tu momia de marido y ahora de la supuesta costurera bruja esa»

Se acercó a ella y le dio un beso. Al menos no se iba sin nada…


«Se hace tarde. Será mejor que me vaya. Llevo todo el día fuera del castillo y tengo una imagen de fiestero reformado que mantener», dijo el príncipe en tono divertido

Se levantó para irse cuando la Duquesa dijo con voz triste:


«El viernes es su cumpleaños…»


El príncipe se detuvo en seco. Por eso estaba tan rara… No era por la costurera supuestamente bruja ni el detective ni la de la zapatilla…

«Lo sé», se acercó de nuevo a ella


«Poco te importa, supongo…»


«Te equivocas. ¿Por eso estás haciendo lo de las plantasvacas?», preguntó genuinamente intrigado

«¿Y qué si es así? Eran sus criaturas favoritas… «, explicó la Duquesa


«Y yo que pensaba que era para cambiar un poco la imagen atroz que tienes entre la nobleza…», rio él


«No me interesa lo que pienses, Benji», respondió Isabella

«El problema es que te encanta sufrir. Entiende de una vez que ni tú ni yo tuvimos nada que ver con lo que le pasó a Amarantha. ¡Nada! Si vas a culpar a alguien cúlpala a ella», chilló el príncipe

Dicho eso se marchó sin mirar atrás.


La Duquesa se quedó sola y lo único que podía pensar era. «Sí, sí tuvimos que ver».

«William Frederick BENJAMÍN Wenceslao de Windenburg… ¿Benji de Benjamín? ¡¿Pero cuántos nombres puede tener una persona, por el plumbob?!», soltó Scarlett en cuanto Erik leyó el nombre completo de William en voz alta


«Pues los suficientes para que sea infantilmente reducido a ‘Benji’. ¡Asqueroso principejo!»


«¡Me va a explotar la cabeza! ¡Es que tiene que ser real! Es tan absurdo… tan ridículo que solo puede ser verdad», dijo Scarlett


Nuestra chica llevó a No sé a la mesa donde estaba el detective.

«No sé, por favor, concéntrate», rogó Scarlett. «Benji, el chico con el que jugabas… ¿es tu hermano?»


«¡Croack! Es yo pero no soy yo», dijo el sapo. Estaba harto de las preguntas de esta señora, solo quería cantar su canción


«Voy a tomar eso como un sí. ¿Qué te parece si me dices lo que ibas a contarle Benji en el bosque?»


«¡Croooooack! No sé… él se fue y ella apareció…»


«¿Ella? La chica de rojo, verdad?»

«La chica de rojo… Creo que me duele la pata, me voy a dormir», dijo el sapo. No se sentía bien, no entendía nada


«¡Espera!», pidió Scarlett. «¿Qué pasó con la chica de rojo?»


«Le dije cosas… no era yo, pero sí era yo… y Benji no estaba… Ella se hacía grande. No me siento bien… Voy a dormir»


Scarlett tradujo la conversación a Erik, quién apuntó todo con desesperación.

«¡Basta ya!», chilló Erik. «No sé, si Benji era Benji y era tú sin ser tú… ¿Entonces tú cómo eras si no eras Benji?»


Scarlett sonrió… curiosamente la pregunta tenía todo el sentido.


«Dice que no sabe…», tradujo Scarlett


«¿Te acuerdas de Silfoncio, de Violet?»


No sé se quedó pensando… tenía la mirada fija en la pared.


«¿Qué haces?», preguntó Scarlett al detective


«De algún nombre tiene que acordarse… algo… Si es que es él, claro»


«No se acuerda del nombre de Stella… ¿crees que se acordará de los nombres de sus posibles padres?»


Pausa de la narradora para recordar que el rey de Windenburg se llama Silfoncio y la reina se llama Violet.

«Yo que sé… estoy perdido», dijo Erik mirando al sapo


No sé retomó su canción.


«¡Maldita sea!», ladró el detective


Scarlett no sabía qué más hacer. El sapo no recordaba nada y era incapaz de decir su propio nombre. Recordó a sus perrunas ovejas Blancanieves y Jack Sparrow… Pocas veces las llamaba por sus nombres… Las apodaba ‘bebés’, ‘Blanqui y Jackie’, ‘Cositas’… Solo las llamaba por su nombre completo cuando se portaban mal o cuando quería que le hicieran caso…

«¡Harold, cállate!», le dijo al sapo con toda la autoridad posible


Se hizo el silencio.

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2 Comments


María Castro
María Castro
Mar 14, 2023

Aaahhhh!!!! Mis sospechas eran correctas jajaja!!! Me encanta 😍

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simmersomar
simmersomar
Mar 14, 2023
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Por fiiiiin! jaja. Me acuerdo que cuando lo escribí estaba super contenta de llegar a esta parte. ¡Muchas gracias por leerlo!

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