«¡Morcant! ¡No te esperábamos! ¿Y quién es esta muchacha? ¿Estás bien, querida?», preguntó Úrsula a la impactada Stella
«Sí… ehh… yo ya me…», empezó ella
«Mientras más mejor», dijo Dominguino con una sonrisa. «Un ritual de este tipo necesita de toda la energía posible»
«¿Ri…tual?», dijo Stella entre curiosa y anonadada
«¡Vamos a invocar a un fantasma!», exclamó Úrsula con una sonrisa. «Me llamo Úrsula, este es mi Domi y esta es mi hermana Odelgarde»
«Soy Stella… Yo… creo que mejor me voy… No sabía nada de esto…»
«Pues ya lo sabes. Estás más que invitada. Por cierto, ¿Dónde está Scarlett? ¿Te la has comido ya?», preguntó Úrsula a Erik y le lanzó una sonrisa malvada
Erik suspiró y le lanzó una mirada de odio. Se acercó a Odelgarde y le dijo desesperado:
«Necesito tu ayuda para encontrar a Scarlett. ¿Recuerdas lo que te dijo del hombre que estaba siendo envenenado por su esposa? Pues fue a esa casa hace horas y no ha vuelto… ¡No tenía que haberla dejado ir! ¡Soy un imbécil!»
Odelgarde iba a decir algo, pero se quedó callada y miró hacia el cielo.
«Me temo que nuestra heroica aventura tendrá que esperar», respondió con una sonrisa. «Mira hacia arriba»
Erik no podía creer lo que veía. Scarlett estaba… volando… con… con Síofra. ¡Por la Señora que Nos Controla! No es que no se alegrara de ver a Scarlett, pero jamás en toda su vida se habría imaginado semejante escena.
El hada aterrizó delicadamente y le lanzó una mirada de odio y una risa malvada al detective, pero él la ignoró y se fue a abrazar a su Caperucita.
«La última vez que dejo que vayas sola a cualquier parte», le dijo aliviado
«¿Me vas a acompañar al baño también?», soltó ella y rio
«Sí. ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo? ¿Te HAN hecho algo?», le preguntó mientras miraba al hada
Scarlett procedió a contarle cómo había pedido ayuda a Síofra, el intento de la Duquesa de dormirla, la gata, la poción… y la Duquesa dormida por Síofra. Erik se puso pálido y solo pudo mirarla espantado:
«¡¿Qué acuerdo hiciste con Síofra?!»
«Debo pagarle con otro favor… cuando la ‘providencia’ diga…»
«¡Todo el mundo sabe que no se hacen acuerdos con las hadas!», chilló él
«Tú hiciste uno con ella…», replicó Scarlett indignada
«Lo mío fue diferente. Fue un pacto de magia y sangre que ni ella podía romper»
«Síofra no es mala… no es como tú piensas. Además… si yo soy parte hada…»
«Solo digo que no te confíes. Luego hablaré con ella…», dijo él visiblemente alterado. «No quiero que te pase nada… Si no fuera por la gata y, bueno, sí, por la misma Síofra…»
«Estoy bien», aseguró ella. «No te preocupes»
«Estás metida en todo esto por mí. ¿Cómo no voy a preocuparme?»
«Estoy metida en todo esto porque yo quiero», respondió Scartlett
«¿Ah, entonces no es porque soy absolutamente irresistible y no puedes alejarte de mí?»
«Siento decepcionarte. Por cierto… ¿Stella…?»
«Vino a decir que está dispuesta a hablar con la Reina, pero al parecer Dominguino quiere que se quede… Dice que mientras más gente mejor porque es más energía… yo que sé. La pobre debe estar bastante perdida. No he podido contarle nada…», explicó Erik
«Voy a hablar con ella»
«Espera», dijo él, y le dio un beso
No dijeron nada más, pero Erik estaba profundamente preocupado por el trato con Síofra… y por la Duquesa. No es que le tuviera ninguna simpatía, pero ¿qué tan dormida estaba? Si no despertaba pronto, Scarlett se podría ver afectada, ya que fue la última persona en verla sana y salva…
Pero Erik y Scarlett no eran los únicos con un aura romántica. En cuanto aterrizó, el hada fijó sus ojos en el espectacular caballero vestido de negro. La atracción fue inmediata y no podían quitarse los ojos de encima. Síofra se presentó e inmediatamente hizo la interacción de coqueteo.
Dominguino había visto a aquella magnífica hada aterrizar majestuosamente ante sus ojos. ¡Era toda una visión! Trató de apartar la mirada… porque… bueno, porque Úrsula… aunque en realidad ellos no tenían nada formal.
Pero el hada se acercó a él, intercambiaron nombres y en menos de un segundo hacían la interacción de coqueteo. ¡Qué halago!
Ambos sintieron las miradas curiosas del resto mientras ocurría la interacción.
Cierta bruja verde se percató de la situación y, aunque perpleja, no pudo aguantar manifestar su infelicidad y descontento ante semejante visión. Sin embargo, el hada desgraciada y el imbécil de Dominguino no le hicieron el mínimo caso. Odelgarde, incómoda y un tanto desesperada, intentó distraer a su hermana al pedirle si podía fijarse en qué color tenía plumbob, pues se sentía un poco baja de necesidades…
Finalmente Scarlett se llevó a Stella a un lado. La pobre estaba anonadada con todo lo que había vivido en menos de una hora sim.
«Supongo que te estarás preguntando…», empezó Scarlett
«Muchas cosas, la verdad. Pero creo que no es asunto mío… Yo solo venía a decir que he decidido hablar con la Reina. Tu marido dice que podremos ir a verla mañana», explicó la Baronesa
«Me alegra que lo hayas reconsiderado. Me dijo Erik que Dominguino quiere que te quedes… para el ritual»
«La mujer verde dijo que invocarían a un fantasma. Sinceramente, Scarlett, esto no es asunto mío… Rituales, fantasmas, tú volando con un hada. Prefiero irme a casa…»
«Creo que sí podría ser asunto tuyo… Verás, vamos a intentar invocar a una bruja llamada Amarantha. Falleció hace unos años… justo cuando Harold desapareció. Al parecer la chica tenía una relación con William. Bueno… era una de sus amantes… sabemos por seguro que William también se veía, y se ve, con la Duquesa de Chickenlorn», explicó Scarlett
Stella palideció y se tambaleó, pero Scarlett la sostuvo.
«¿Crees que ella puede saber algo de Harold? ¿William y la Duquesa de Chickenlorn…?»
Scarlett dudó. Sentía que si le decía que Harold era el sapo No sé, la muchacha saldría corriendo. Todo a su tiempo…
«Eso pensamos, pero no estamos seguros. Verás, ella y la Duquesa son hermanas, no de sangre… y ambas son brujas»
Los ojos de Stella parecían que iban a salirse de sus cuencas.
«¡¿Harold?! ¿Le harían algo a Harold a petición de William? «, preguntó nerviosa
«No sabemos aún, pero lo cierto es que las circunstancias de la muerte de Amarantha son curiosas… murió de una sobrecarga mágica»
Stella respiró profundamente.
«Sé que todo lo que te estoy diciendo está lleno de incertidumbre y que realmente te estoy dando más preguntas que respuestas, pero creo que sería mejor para todos si te quedas. Solo prométeme que mantendrás la mente abierta», le pidió Scarlett
«Todo sea por Harold»
Finalmente, después de varias interacciones de coqueteo y frases de ligoteo, Dominguino recordó que tenía un ritual qué hacer.
«¿Procedemos ya al ritual? ¿Te unirás a nosotros, estimada Síofra?»
«¡AAAAAAAHHH! Yo me uno a lo que tú quieras», aseguró el hada con su voz chillona
El hombre sonrió y les indicó que debían acercarse al lago de Windslar, que era el lugar en el que habían encontrado el cuerpo de la joven bruja.
Y así, pues, el grupo se puso en marcha. Erik aún no sabía qué esperar, pero deseaba que lo poco que quedaba de su parte racional estuviera equivocada y que realmente apareciera Amarantha. Deseaba verla él mismo, no que Dominguino fuera una especie de repetidor…
El grupo avanzó, pero Úrsula detuvo a Síofra. «Una cosa», le dijo.
Sin esperar respuesta agarró al hada por el cuello con toda su fuerza.
«Te vuelvo a ver haciendo interacciones románticas con MI Dominguino y te arranco las alas y tus asquerosos dientes puntiagudos. Te convertiré en cucaracha y te aplastaré con mis botas»
«AH… aggg…», era el único sonido que salía de la garganta del hada, quien se estaba quedando sin aire
Síofra intentó desaparecer con magia, pero no funcionaba. Úrsula apretó más su cuello.
«No eres rival mágica para mí. ¿Has escuchado lo que te he dicho de mi Dominguino?», soltó furiosa
El hada intentó asentir.
«Bien», dijo la bruja verde y aflojó un poco el brazo
«No sa… saaaa… sabía que e-e-era tu no… no… novio»
«No lo es»
Úrsula soltó a Síofra, quien voló rápidamente hacia el resto del grupo. Posteriormente la bruja verde se acercó a su querido Domi y le dijo: «Una cosa, Domi».
Úrsula lanzó un hechizo que elevó por los aires al espiritista. Sus huesos comenzaron a romperse uno a uno. El pobre chillaba de dolor, pero sus quejidos eran mágicamente inaudibles.
«Que sea la última vez que me irrespetas de esa manera, Dominguino. Zorreando con un hada y avergonzándome delante de todo el mundo. ¡Eres un despreciable! ¿Me has entendido?»
Sin saber cómo, el hombre logró asentir.
«Al igual que el hada, no eres rival mágico para mí. Si esto vuelve a ocurrir el próximo rostro que verás de frente será el de La Parca. Estoy segura de que estará encantada de verte, con todo lo que molestas a su reino con tus invocaciones…»
Úrsula deshizo el hechizo y Dominguino volvió a poner los pies en la tierra, con todos los huesos en su lugar.
«¿No te parece que fue un poco… demasiado, amor mío? Fue solo un coqueteo sano… por diversión…», dijo el hombre apenado
«Me has roto el corazón, Domi», respondió la bruja verde entre furiosa y tristísima
«Tú me lo rompes cada día y yo no hago estas cosas. Te he pedido matrimonio durante años y siempre te niegas. Luego te largas a Henford-on-Bagley prácticamente sin avisar… No sé qué más hacer para que entiendas lo mucho que te quiero», explicó Dominguino con sinceridad
«Pues dejar de coquetear con otras estaría bien. Y ya te he dicho que hasta que tu hijo no se haga adolescente no pienso plantearme nada de matrimonio. Soy niñofóbica y él es ursulafóbico»
«Aún le quedan días para crecer…»
Después de los múltiples retrasos y dramas, el grupo llegó finalmente al lago de Windslar. Dominguino les pidió que se pusieran todos en círculo y se agarraran de las manos. Él permanecería en el centro y haría la invocación. Todos debían pensar en Amarantha… o en su nombre si no la conocían…
«Ojos cerrados y rostros apuntando al cielo», indicó
«Ummm… ¿eso por qué?», preguntó la Baronesa
«La estética, querida», explicó Dominguino
Todos hicieron lo que indicó el hombre. Síofra, quien podía ser muy vistosa y gritona, tenía la autopreservación como prioridad en todo momento, así que decidió ponerse en medio de Odelgarde y de la bola de pelos. Si la loca verde decidía hacerle algo siempre podría utilizar a su hermanita como escudo o, a las malas, apelar al buen corazón que sabía tenía el tramposo de Erik.
Dominguino trazó un círculo en la tierra y comenzó su invocación. Ni idea de qué dijo porque estaba en simlish antiguo, más que el que usan en Los Sims 1. Esta narradora no sabría decir si eso también tenía que ver con la estética, pero sonaba misterioso y, sea como sea, logró que saliera un fuego verde.
El objetivo era liberar el alma de Amarantha del ciclo en el que estaba atrapada. No era fácil, pero Dominguino tenía demasiada confianza en sí mismo como para permitir un solo segundo de duda.
Minutos después el fuego se apagó y Dominguino se puso en pie.
«Está aquí», dijo con voz misteriosa. «Morcant, rompe el círculo cuando te diga. El resto se queda donde está hasta que indique lo contrario»
«Me encanta cuando te pones mandón, Domi», le dijo Úrsula con voz sexy
«Silencio, Úrsula», soltó él
«Grrrr…», respondió la bruja emocionada
El agua del lago comenzó a agitarse…
La figura espectral de Amarantha caminó hacia el grupo…
«Morcant, rompe el círculo», indicó Dominguino
Morcant giró sobre sí mismo. ¡No podía creer lo que veía! ¡Era ella! En todos sus años como brujo jamás había visto un fantasma. Los había sentido pero nunca visto. No sabía qué esperar de este ritual, pero esto era superior a cualquier cosa…
«¡Morcant!», exclamó Amarantha y empezó a acercarse a él
El brujo supo en ese momento que ella era consciente de todo. No era simplemente un espíritu perdido, condenado a repetir su muerte.
Eso le rompió aún más el corazón.
Ella se lanzo a él y le dio un abrazo. Un frío inesperado recorrió el cuerpo del brujo, pero no le importó.
«¡Has venido a por mí!», dijo Amarantha
«Perdóname por haber tardado tanto… No sabía que… que estabas aquí aún. Lo siento tanto…»
Amarantha contuvo sus fantasmales lágrimas y preguntó intrigada:
«¿Quiénes son estas personas?»
«Todos ellos han ayudado a invocarte. Él es Dominguino… fue él quien… quien te liberó», explicó Morcant como pudo
Dominguino indicó a los otros que rompieran el círculo y se acercó a Amarantha.
«Amarantha. Un placer conocerte finalmente», dijo el hombre con amabilidad. «Todos hemos ayudado a sacarte del ciclo… veo que eres más que consciente de lo que te pasaba»
La pobre no pudo contenerse más y empezó a llorar.
«No podía ir más allá del lago…», explicó con la voz entrecortada. «Cada noche revivía… revivía mi muerte… El dolor… Despertaba en el lago cada mañana… Yo…»
«Tranquila, querida. Eres completamente libre de ir y hacer lo que desees. Ya no estás atada al lago y no revivirás nada más… Eres libre también de ir al otro lado, si es lo que quieres», explicó Dominguino
Dicho esto, el espiritista se alejó y la dejó a solas con Morcant.
«¿Dónde está mi hermana, Morcant? ¿Por qué no está aquí?», preguntó nerviosa
«Isabella está bien, mi niña. Ella no sabe nada de esto… Ha pasado un tiempo… Está casada con un Duque…»
Amarantha se quedó muda por la sorpresa.
Morcant tenía tanto qué decirle, pero no sabía cómo seguir… Respiró profundamente y decidió ser lo más claro posible.
«Hay dos personas aquí que quieren hablar contigo… quieren saber qué te pasó. Dicen que puede estar relacionado con… con ese muchacho que veías, el cazador… Durante todo este tiempo pensé que había sido solo una sobrecarga mágica… no pensé que hubiese nada más… Solo mi propia incapacidad de ayudarte…», se lamentó el brujo
«Sí que tuvo que ver el ‘cazador’, pero porque yo lo involucré. Quería vengarme de él… era la oportunidad perfecta para probar mis poderes. Me equivoqué. Nada de esto fue tu culpa…»
«¿Qué te hizo ese hombre?», quiso saber Morcant
«Era un mentiroso. Estaba obsesionada con él y con la magia… Cuando descubrí su engaño decidí vengarme, pero salió mal para mí… ¡Fui tan soberanamente estúpida!»
Amarantha suspiró y una vez más reprimió las lágrimas.
«¿Quiénes son esas personas que quieren verme?», preguntó mirando al curioso grupo que se acumulaba al fondo
Scarlett y Erik se acercaron. Para sorpresa de todos, ambos estaban mudos.
«Scarlett y su esposo, Erik. Son detectives. No tengo todos los detalles, pero por lo que entiendo están investigando al cazador… Pensábamos que tuvo que ver con… con lo que te pasó, pero por lo visto ese hombre está relacionado con otro caso. Mejor que ellos te lo cuenten…», explicó Morcant
Erik trató de sonreír, pero estaba tan impresionado que le salió una especie de mueca. Scarlett había escuchado todo lo dicho por Amarantha y no podía ocultar su tristeza.
Saludaron como pudieron. Internamente Scarlett volvió a darle la razón a su madre cuando le dijo que ir a ver a su abuela podría ser una aventura. ¡Uff! ¡Su abuela! ¿Se habría muerto ya, la vieja desgraciada?
Finalmente Erik logró calmarse y pudo explicarle mejor.
«Amarantha… como dice Morcant, estamos investigando sobre ese chico, el supuesto cazador… que supongo bien sabrás que no era ningún cazador…», empezó Erik
«No… no lo era», reiteró ella
«¿Era el príncipe William, verdad?», quiso asegurarse Scarlett
Morcant se sobresaltó y Amarantha asintió un tanto avergonzada.
«William está involucrado con… otros engaños… Engaños cada vez más grandes», explicó el detective
«Eso es imposible», declaró Amarantha. «William… él…»
«Está desaparecido», concluyó Morcant. «Tiene años perdido… desde que tú… ¡Por el plumbob! ¿Qué pasó con él, mi niña?»
«Yo…», empezó la fantasma asustada, pero se quedó en silencio cuando se fijó en alguien que estaba con el resto del grupo
Stella, quien escuchaba todo con atención y no podía dejar de dar gracias por no haberse casado con William, se fijó en que los ojos de la fantasma estaban clavados en ella. Sintió tanto miedo que no pudo moverse del sitio.
«Eres la prometida de William», afirmó Amarantha con voz suave. «Supongo que estás aquí porque quieres saber qué pasó con él…»
Stella se acercó lentamente, a pesar de lo aterrorizada que estaba.
«Cuéntanos, por favor», le pidió Scarlett a Amarantha
Ella asintió y miró a Stella apenada.
«He tenido mucho tiempo para reflexionar y he revivido esa noche lo suficiente para arrepentirme una y mil veces…», empezó a contar Amarantha
Cuantas cosas!!! Me da miedo el pacto que hizo Scarlett con el hada