Caperucita y el detective - Capítulo 44

Scarlett y Erik siguieron caminando por la nieve. Finalmente el invierno había llegado con toda su fuerza, y en opinión de Scarlett era absolutamente precioso... como todo en Windenburg.

Sin embargo, la belleza del paisaje se veía opacada por la reciente conversación con William... Había intentado hacerse la fuerte delante de él, pero la realidad es que le había hecho dudar...

Sabía que lo más probable era que William mintiese. Incluso, si no era así, y Harold realmente conocía a Amarantha, los 'pecados' de este igualmente palidecían frente a los de su hermano. Pero, lamentablemente, William había triunfado en sembrar la duda... y a Scarlett siempre le habían costado los tonos grises... En su mente el antiguo 'No sé' era una víctima completa de las maldades de su hermano. Blanco y negro.

Pero también sabía que el mundo no era así como ella quería, que no podía ser tan inflexible y que nadie era 100% bueno ni 100% malo...

"¿Crees que William decía la verdad? ¿Crees que es real que él nunca tuvo nada con Amarantha?", preguntó a Erik

Él se giró hacia ella y vio la tristeza y la decepción en sus preciosos ojos morados.

"Hay algo clave en este trabajo, Caperucita, y puede que te parezca insensible, pero es dejar ir"

Scarlett asintió ligeramente.

"Hicimos todo lo que pudimos y más de lo que nos pidieron. Encontramos a la misteriosa doncella de la zapatilla y el paradero del príncipe. Me gustaría ser capaz de hacer más por Amarantha, me encantaría romperle la cara al principejo y apreciaría hablar con Harold nuevamente... Pero siento que ya doy vueltas alrededor de mí mismo. Si Harold conocía a Amarantha, o no, es irrelevante para el resultado: ella está muerta, él estuvo hechizado por años y William, con suerte, se pudrirá en las mazmorras"

"Lo sé...y tienes razón... Pero estás evitando responder mi pregunta..."

Erik intentó sonreír...

"Hay algo que siempre has dicho que me parece muy cierto y muy razonable"

"¿Ah, sí? ¿Qué cosa?", preguntó ella con genuina curiosidad

"Que algo tan absurdo solo puede ser verdad... Pero tal vez me equivoco"

"Lo que quiero decir", siguió el detective, "es que no me sorprendería para nada que fuera cierto. Al igual que William, Harold es un joven privilegiado y, a diferencia de él, se sentía con más libertad para disfrutar de la vida a su manera. Míralo así: tienes una relación secreta con una muchacha, pero tus padres la comprometen con tu hermano. Por lo visto eres bastante sensible y le das a las bebidas espirituosas con frecuencia. En el fondo detestas a tu hermano y a la chica también, aunque sabes que ellos no tienen la culpa de nada... Pero no puedes evitar 'castigarlos' a tu manera, aunque racionalmente sepas que está mal. Te haces pasar por él, la engañas a ella con otra chica... Te sientes fatal y decides pedir a tu hermano que no se case con la mujer que se supone que amas... y luego todo se enrevesa, se complica y termina mal..."

"Tiene sentido... además, cuando Harold nos contó lo que vivió aquella noche en el bosque, Stella estaba con nosotros..."

"Tonto no es. No iba a decir nada delante de ella, pero no creo que llegue nunca al nivel de crueldad y maldad del principejo. De todas formas, no quiero dar nada por sentado. William es un mentiroso compulsivo y esta puede ser otra de sus historias. No tenemos fuentes confiables, Caperucita. Hicimos todo lo posible y si no fuera por ti no hubiésemos llegado tan lejos"

Scarlett se sonrojó.

"Somos un equipo", le dijo. "Por supuesto, yo soy el cerebro y tú la cara bonita"

"Sabía que mi belleza te tenía deslumbrada"

"¡No sabes cuánto!", rio ella

Siguieron caminando en dirección a la cabaña y Erik recordó los últimos días. Habían pasado la mayoría del tiempo en la biblioteca del castillo construyendo la teoría de lo que había pasado con Amarantha, Harold, Isabella y William aquella fatídica noche.

Sabían que no podían enfrentarse a William con historias sueltas. Después de hablar con Harold y con la antigua jefa de Isabella se habían dedicado a reconstruir los hechos lo mejor que pudieron con todo lo que sabían.

Fueron días de muchísima presión y cansancio, pero Erik no los cambiaría por nada. Este había sido, hasta ahora, el caso más difícil de su vida y tenía perfectamente claro que, si hubiese estado solo, nunca lo habría resuelto.

Reconstruir los hechos con Scarlett le recordó a los tiempos con Felberta, su mentora. Tenía tanto tiempo trabajando solo que había olvidado lo apasionante que es trabajar en compañía, hacer teorías conjuntas, refutar argumentos o incluso reírse de las ideas ridículas que podían surgir.

Estaba feliz de tener a Scarlett, y su admiración por ella crecía todos los días. No se imaginaba un futuro sin ella y cada vez que lo pensaba le dolía.

Tenía tanto que decirle y no sabía por donde empezar. Al final del día era un cobarde...

Y todo empeoraba cuando recordaba otra de las 'excelentes' frases del principejo:

"... demasiada sinceridad en una relación puede ser su final".

Y temía que fuera verdad...

Por otro lado estaba todo el tema de Farkas y Kendra, quienes querían que fuera YA a Willow Creek. ¿Cómo iba a explicarle eso a Scarlett si no tenía el valor de contarle lo otro? Y luego estaba lo de la abuela. Ella tenía que ir a verla...

Volvió a invadirle el terror de separarse...

Scarlett lo tomó de la mano y lo sacó de la espiral fatalista de pensamientos en la que había caído.

"¿Sigues aquí o te has perdido en Sixam?", le preguntó en tono jocoso

Se giró hacia ella y simplemente la abrazó.

"Te quiero", le dijo. "Te quiero mucho, Caperucita"

A Scarlett se le acaloraron y derritieron todos los pixeles a la vez... en pleno invierno.

"Lo sé", respondió ella y le dio un beso

"¿Me acabas de hacer un SimHan Solo?"

"¡Uff! No sé quién es ese", dijo entre risas. "Pero hay algo que sí sé por seguro..."

"Bueno, son dos cosas. Una es que me muero de frío... y la otra es que por fin estamos solos..."

Dicho eso entró en la cabaña...

Erik la encontró calentando sus manos en el curioso brasero que la Señora Que Nos Controla puso con desesperación cuando se dio cuenta, después de 43 capítulos, de que no tenían chimenea.

"Eso no te va a quitar el frío"

"¿Ah, no? ¿Y qué podría?"

Se acercó lentamente a ella y le besó el cuello a la vez que desataba el nudo de su capa, la cual cayó al suelo silenciosamente.

Scarlett se dejó llevar y trató de silenciar a sus múltiples "yo".

Su yo interior poco podía aportar, más allá de leves chillidos que eran una mezcla de pánico con absoluta felicidad. Su yo saboteador solo dijo: "Esperaste demasiado. Me sorprende que no se haya aburrido de ti". Un tercer yo le gritaba: "¡RÓMPELE LA ROPA Y DALE CON EL WICKED WHIMS!"

Como aquella noche en el lago, volvían a ser solo ellos dos y esta vez no habría interrupciones ni dramas de otros.

Por supuesto, el yo interior de Erik, que era saboteador por defecto, le decía que todo era demasiado perfecto. "Se va a espantar cuando vea tus cicatrices... Te va a preguntar... Y cuando le cuentes lo otro, verás que sale corriendo".

Erik estaba más que acostumbrado a esa voz, que lamentablemente casi siempre tenía razón... Así que una vez más dejó de escucharla.

Tomó a Scarlett entre brazos y la llevó a la habitación. Su corazón latía más rápido con cada paso que daba.

La acostó con delicadeza sobre la cama y continuó besándola y acariciándola con dulzura. Scarlett se sentía tan vulnerable y segura al mismo tiempo... Su cuerpo se estremecía bajo sus besos y no quería que se detuviera.

Erik acarició su mejilla y la miró. Una vez más sus ojos centelleaban... y ella solo pudo besarlo y empezar a quitarle la ropa, como bien gritaba con desesperación uno de sus yo interiores.

Se abrazaron mientras disfrutaban del moodlet de ñiqui ñiqui espectacular que les había aparecido a ambos.

El yo interior de Scarlett reía de felicidad. El yo saboteador estaba callado por primera vez en años, y el tercer yo decía impaciente: ¡OTRA VEZ!

Mientras tanto el yo interior de Erik solo decía: "Eres un mentiroso. No eres diferente al principejo".

"Erik..."

Él la miró y sonrió.

"¿Aún tienes frío?"

"¡Mucho!"