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Caperucita y el detective - Capítulo 9

Scarlett y Erik continuaron su viaje hasta Windenburg. Eso solo puede indicar que este es el capítulo en el que mostramos las típicas escenas de viajes y cómo los protagonistas se conocen mejor y bla, bla, bla…


Por más que intentemos salirnos del molde, la realidad es que esta historia es un cuento de hadas con ínfulas de viaje del héroe y sea como sea vamos a intentar que salga… decente…


Como sabemos, nuestro melenudo detective quería llegar a Windenburg en tiempo récord… y contra todos los pronósticos de Scarlett, y a costa de la salud de sus pies, parecía que lo iban a lograr…

Si la suerte los seguía acompañando, y la tormenta seguía atormentando en otro lado lejos de ellos, solo tardarían dos días más en llegar a Windenburg. Por ahora habían parado a descansar. Scarlett se había encontrado con un conejito de lo más tierno y pomposo. Erik estaba lejos de ella y no la escucharía hablar con el animal…


«Hola, cosita preciosa», dijo nuestra tierna chica al conejito mientras lo acariciaba. «Me llamo Scarlett. ¿Y tú?»


«¡Suéltame o te arranco la nariz y hago que te la tragues», respondió el conejo con voz grave

Scarlett soltó al animal y se alejó unos pasos…


«Nada cuesta ser más amable», le dijo


«¿Te gustaría que yo saliera de la nada y empezara a tocarte y a llamarte ‘cosita’? ¡¿Te gustaría?!», preguntó el conejo con el ceño fruncido


«¡No! Discúlpame», le rogó Scarlett


El conejo la observó de mala gana y le mostró los dientes afilados.


«Mira, ojalá este solar tenga el desafío de los zorros y te coman. ¡Amargado!», le dijo nuestra chica

Mientras tanto, Erik jugaba con una pila de hojas sumamente apestosa. No se había podido resistir a ese olor y a esas ganas de saltar y revolcarse en ellas…

«¿Qué haces?», dijo Scarlett con una risita. Había salido de la nada. Tenía esa costumbre, la condenada


«Nada, que esto huele muy mal… simplemente»


«Pues para oler mal se te veía muy contento»


«¿Me estás espiando?»


«Claro, no tengo nada mejor que hacer»

Nuestra chica dejó a Erik con la pila de hojas, él disimulaba que las recogía, pero ella lo había visto jugar en ellas como un niño. En realidad le recordaba a Jack Sparrow, su oveja perruna parlanchina, cuando se ponía a jugar en el jardín.


En fin, era hora de tender la ropa. Erik le había dejado acompañarlo a cambio de que lavara la ropa, así que aquí estamos… Ojalá no llueva durante la noche, aunque desde que salieron de la taberna de Pandulfo no ha vuelto a llover.


Scarlett estaba cansada, le dolían los pies y solo pensaba en dormir en una cama de verdad y no en el suelo… Había sido un día largo y no estaba llevando muy bien el rechazo del conejo… En fin, tendería la ropa y a dormir…

Al día siguiente Erik se levantó a leer el cuaderno de Felberta, su mentora. Se lo había traído con él para analizar todos los detalles del caso. Cuando llegara ante los reyes de Windenburg tenía que darles la impresión de que iba un paso más adelante, de que podían confiar en él. Siempre había sido muy seguro de sí mismo y esta vez no podría dejarse intimidar. Es cierto que nunca había trabajado con reyes… y también es verdad que nadie había podido resolver ese caso… ni los mejores detectives del mundo, incluida Felberta. Pero bueno ¿Y qué? Ellos no habían podido pero el sí que podría.

«¿Qué es ese libro que tanto lees cuando crees que no te veo? ¿Te avergüenzas de él como te avergüenzas de jugar con las hojas?», dijo la voz de su parlanchina acompañante


«Tú tienes que tener algún poder mágico fuera de este mundo», le respondió Erik sin despegar la vista del libro


Scarlett palideció… no podía saber que hablaba con los animales. ¡Imposible! A menos que la hubiese escuchado hablar con el conejo ese amargado…


«Eres sigilosa y además tienes el don de la oportunidad», declaró Erik

Scarlett rio. Nunca le habían dicho inoportuna de manera tan educada…


«Gracias. ¿Entonces, me vas a contar qué es ese libro?»


«Es el cuaderno de documentación de mi mentora. Trata sobre el caso que voy a resolver en Windenburg»


«Mmmm… ¿Pero qué quiere decir eso? ¿Tú mentora llevaba ese caso? ¿Y por qué lo vas a llevar tú ahora? ¿De qué se trata?», preguntó Scarlett prácticamente sin respirar


Erik la observó fijamente y rio. Se le ocurrió una idea…


«Dime tú qué caso es…»


¡Cómo le gustaba un reto a Scarlett! Se quedó callada durante un rato, mientras analizaba lo poquísimo que sabía…


«Es para hoy», la apuró el detective


«A veeeer, dijiste el otro día que era un caso que si lo resolvías te daría mucho dinero… por lo tanto no puede ser algo de un campesino. Si tu mentora ya estuvo con el caso, y entiendo que no pudo resolverlo, entonces supongo que es un caso de hace tiempo… Si sumamos Windenburg + Dinero + Caso antiguo, eso solo puede ser igual a… ¡El Príncipe Perdido!», explicó Scarlett con más confianza de la que realmente sentía

«Efectivamente. Tienes buen olfato para estas cosas. Los mismísimos reyes de Windenburg me han llamado para que los ayude a encontrar a su hijo», se vanaglorió Erik


«Bueno, tampoco era tan difícil. Creo que lo del Príncipe Perdido se supo en todo el mundo sim. ¿Tienes alguna teoría o te estás apoyando en la de tu mentora, señor convocado por los reyes?


«A ver, dímelo tú, lista… ¿Qué crees que le pasó al Príncipe William?»


«¿Y dejar que te copies de mi idea y la presentes a los reyes como tuya? ¡Jamás!»


«Como quieras, pero antes de elucubrar tengo que hablar con los reyes. Quién sabe si han descubierto algo»


«No creo, el hombre tiene… ¿qué? ¿Cinco años perdido? Mi teoría es que se largó. Ser rico, guapo y tener la vida solucionada debe ser muy tedioso. Seguramente huyó en el primer barco disponible, rumbo a Los Sims Medieval. Dicen que ahí hay unas misiones y cosas así», soltó Scarlett


«¿Pero no era que no me ibas a contar tu teoría?»


«Me gusta cambiar de idea, señor detective convocado por los reyes»


«Entonces llegaremos a Windenburg a decirle a sus majestades que nos paguen el viaje a Los Sims Medieval, ¿no?», se burló Erik


«Te aseguro que nadie ha buscado allí», dijo Scarlett


Erik tuvo que reír. En realidad la chica tenía razón. Según las anotaciones de Felberta las investigaciones se habían centrado solo en Los Sims 4 y sus mundos.

Recogieron el campamento, la ropa (que ya estaba seca) y se pusieron en marcha. Ambos iban cada vez más lento, el dolor de los pies les daba el moodlet de incomodidad y les bajaba la barra de energía.


«¿Y qué fue de la tal Felberta?», quiso saber Scarlett


«Ya no está conmigo. La extraño mucho la verdad…»


«Lo siento… sé lo que es perder a alguien», se lamentó Scarlett


Erik se echó a reír.

«No, no, Felberta no está muerta, jajaja. Se casó y se mudó a Sulani. Dejó el negocio y ahora tiene un restaurante con su marido. Voy a verla de vez en cuando»


«¡Ah! Pues con el tono que usaste parecía que la mujer era comida de gusanos»


«¡Eres tan delicada siempre! En realidad Felberta es como mi madre. Me dio un hogar cuando era adolescente y me enseñó todo lo que sé. ¿Cómo no echarla de menos? Los reyes la contactaron a ella primero y ella les dijo que ya no estaba en el negocio y me recomendó a mí…»


«Ahhhh, entonces eres el detective con el que los reyes se conformaron en vez del detective convocado por los reyes», rio Scarlett


«Llámame como quieras, pero eso no cambia que voy a resolver el misterio más grande de los últimos tiempos»


«A ver… ¿Felberta intentó resolver ese caso, no?»


«Sí, en su día. Ella y unos cuántos más»


«Ummm…»


«¿No me ves capaz?, preguntó Erik con ironía y la miró haciéndose el serio

Se había dado cuenta, pero realmente no le había prestado atención. La chica tenía los ojos morados… eran unos ojos preciosos. Con el sol parecían tener diferentes tonos… era como si… ¡No! No podía ser…


«¿Qué me ves? ¿Tengo monos en la cara?», chilló la chica y rompió la especie de hechizo unilateral en el que estaba metido Erik


«Tus ojos… son curiosos»

«¡Ay, no seas baboso!»


«No es eso… son… poco comunes»


«¿Eh? ¿Has estado bebiendo?», preguntó Scarlett. ¿De qué hablaba este loco?


«¡Claro que no! ¿Me has visto beber acaso?»


«Yo qué sé… con tu historia… Pandulfo dijo que…», se cortó. No sabía si era bueno hablar de eso


«Que pertenezco a la hermandad de empinadores del codo ¿no?»


«Bueno, no lo dijo así…»


«Pues no te miente. Aunque eso no quiere decir que sea un borracho sin esperanzas»


«Perdón… no quería ofender», se disculpó Scarlett


«¿Seguro que no? Parece ser tu verdadero pasatiempo debajo del disfraz de comentarista sarcástica-ingeniosa», replicó Erik


«Entiéndeme. Soy de pueblo. Lo más entretenido que he vivido fue cuando mi amiga Leonor huyó a Brindleton Bay para unirse a los piratas. ¡Imagínate el escándalo! De resto una tiene que buscar pasatiempos como sea»


Erik se echó a reír.


«¿Es real eso? ¿Lo de tu amiga?», le preguntó con curiosidad


«Tan real como que nadie ha logrado encontrar al Príncipe William», aseguró Scarlett. «Hasta que lo encuentres tú, claro»

«¡Bien dicho!», dijo Erik y le puso la mano en la cabeza como si fuera un perrito, tal como ella hacía con Jack Sparrow y Blancanieves, sus ovejas parlantes con ínfulas perrunas


«¡Oye, no soy tu mascota!», rezongó Scarlett… empezaba a entender mejor el punto de vista del conejo. Ojalá no le hubiera dicho que se lo comieran los zorros


«Si fueras un animal seguramente serías un gato. No me gustan nada», soltó Erik mientras se reía

Caminaron en silencio durante un rato más, hasta que Erik preguntó:


«¿Emocionada por ver a tu abuela?»


Tal cual como esperaba el rostro de Scarlett se ensombreció… algo pasaba con la abuelita.

«Sí, claro», dijo


«¿Y esperas que me lo crea?»


«Sí, claro», dijo Scarlett y sonrió


«Yo te he contado toda mi vida prácticamente y de ti solo sé que vas a casa de tu abuela, que lees y que tu madre es costurera. Ah, y que tienes una amiga pirata»


«¡Ay, por favor! Me has contado lo que has querido y yo no he indagado mucho. Respeto la privacidad de la gente»

Erik se tuvo que reír.


«La cosa es que a mí no se me pone la cara rancia-deprimida cuando mencionan a mi abuela… bueno, que ni tengo», dijo él


«Bueno si tanto te importa pues… mi abuela no es una persona agradable. Cuando mi padre enfermó no vino a verlo, ni a cuidarlo, ni nada. Y eso que era su hijo. Cuando murió le enviamos una carta y respondió básicamente en dos líneas. No supimos más de ella hasta que escribió diciendo que estaba enferma…»

«Las personas procesan el dolor de manera diferente», dijo Erik. «No intento defenderla. No la conozco, pero te digo por experiencia que muchas veces es el aislamiento el que hace que nos mantengamos en nuestros cabales ante una situación… complicada. El que te haya escrito es un paso… así sea porque está enferma. Bien pudo habérselo callado»


Scarlett quiso preguntarle qué le había pasado, pero ahora la cara rancia-deprimida era del melenudo… Mejor dejarlo pasar…


«Mi madre dice algo parecido… sobre el por qué volvió a escribir»



Al día siguiente llegaron a Windenburg. A Scarlett le dolían los pies y la espalda… hasta aquí llegaba su viaje con el melenudo. Ahora tendría que buscarse la vida… y el camino hasta Villa Magnolia.

«Bueno… supongo que aquí nos despedimos. ¿No?», dijo nuestra chica con tono triste exagerado


«Ven, te acompaño a buscar una posada. Yo también necesito descansar un rato… y más tarde a ver a los reyes, claro»


Scarlett sonrió.


«¿Sabes qué estaba pensando? ¿Sabes cuál sería el momento cumbre de mi primer viaje fuera de Glimmerbrook yo solita?»


«¿Irte a la posada y dejarme en paz?», soltó Erik con sarcasmo


«No, ese sería el segundo momento cumbre», rio Scarlett. «Ya que estoy aquí y tú estás aquí…»


«¡No seas babosa!»


«¡Pero claro que no! ¡Malpensado! Me refiero, ya que estamos aquí… y tú vas a ver a los reyes… ¿Sabes lo bien que quedarías si aparecieras con una asistente?»

«¡Toda la razón! ¡Lástima que tú solo seas la lavandera»


«Pero soy multitarea…», dijo ella con una sonrisa


«Ajá, digamos que te presento ante los reyes como mi asistente. Cuando te vayas a ver a tu querida abuelita ¿Qué voy a decir?»


«Que he muerto de disentería»


«¡Me parece correcto!», exclamó Erik sin poder contener la risa


«¿Eso quiere decir que podré ir contigo?», quiso asegurarse Scarlett


«No»


«¡Por favor! Imagínate cuando vuelva a Glimmerbrook y cuente que conocí a los reyes de Windenburg. ¡Va a opacar la boda de Clara Villapálida con el zapatero… y mira que ese es un gran evento!»


«¿Quién plumbobs es Clara Villapálida y por qué es importante su boda con el panadero?»


«El zapatero», aclaró Scarlett. «Es importante porque ella tiene mi edad y él tiene 84 años. Yo creo que va a morir en la noche de bodas. ¿Sabías que se puede morir por cansancio después del ñiqui ñiqui?»


«Yo digo que no, vivirá unos años más y hasta tendrán hijos. Ya verás», le dijo Erik

«¿Entonces, puedo ir contigo?», insistió nuestra chica


«¿Y qué pasa con tu abuela enferma? Se supone que ya vas tarde, ¿no?»


«Pero no es un retraso. Hoy conozco a los reyes contigo y esta noche busco la carreta-taxi. Probablemente salga mañana, así que en verdad no pierdo tiempo. ¿Puedo acompañarte?»


«Pero no con esas fachas… ¿Tienes algún vestido decente?»


«Pero, por favor, si tú pareces un perro pulgoso»


«No voy a viajar todos estos kilómetros vestido como un lord. Obviamente voy a adecentarme. Vas a morir de envidia cuando veas mis rizos»


Scarlett rio.


«¿Eso quiere decir que puedo acompañarte?»

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2 Comments


y-randsims
y-randsims
Mar 17, 2023

Me parto!!! Entre el conejo, el señor llamado por los reyes y los rizos que espero ver 🤭🤭🤭🤭 es una gran historia 🤭

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simmersomar
simmersomar
Mar 17, 2023
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¡Muchas gracias, mi Ysi, bonita! No te hagas muchas ilusiones con los rizos jajaja. El conejo no sé si lo volvamos a ver, pero sin duda de mis favoritos. ¡Me alegra mucho que te guste!

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