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A la mañana siguiente todo estaba preparado para la partida de Scarlett. Su capa roja junto a la puerta y una cesta llena de provisiones para el viaje la esperaba en la mesa. Su madre se había esmerado en prepararle todo lo que le gustaba.
Scarlett se despertó, preparó su atuendo de viaje en el CAS y se aseguró de guardar la cesta de su madre en su inventario. Después de esto se fue a ver a sus ovejas parlantes con ínfulas de perros.
«Jack Sparrow, deja que te peine. No puedes andar así por la vida», le dijo nuestra chica. «Voy a estar fuera un tiempo y cuando vuelva no quiero verte espelucada, así que deja que mamá te peine»
«Sí, sí…», dijo la oveja decepcionada
«¿Cuándo vas a volver?», preguntó Blancanieves, que siempre estaba peinada y no sufría de frizz como su hermana
Scarlett suspiró…
«Seguramente en primavera…»
«Es decir, que no pasarás el Día del Invierno con nosotras…», se lamentó Jack Sparrow
«¿Y quién nos va a llevar al mercado? Tú mamá nunca nos lleva. Nos vamos a perder mucha comida gratis», dijo Blancanieves
«¡Pareces una cerda pensando siempre en comida!», replicó Jack Sparrow
«Pero si tú también comes de las cosas que nos dan gratis en el mercado»
«¡Niñas! ¡Basta! Ya hemos tenido suficientes peleas en esta casa», dijo Scarlett
Las abrazó a las dos y les hizo prometer que se portarían bien con su madre. Se dirigió a la puerta y se puso su capa roja de viaje. Revisó por última vez:
Atuendos de viaje en el CAS – Hecho
Cesta con provisiones – Hecho
Mapa en el inventario – Hecho
Nuestra nuevamente obediente Scarlett salió a al jardín. Su madre la esperaba allí y no le dio tiempo de decir nada, pues esta la abrazó.
«¡Mi niña! ¡Mi Caperucita! ¡Te voy a extrañar tanto!», dijo Emma al borde de las lágrimas. «A veces aún te veo como esa pequeña niña que corría por la casa con su caperuza roja… ¡Y mírate ahora!»
«Mamá, perdóname. Ayer exploté y no pude controlarme. No quiero irme sin decirte que tenías razón… nadie merece que su familia lo abandone. Ni siquiera esa horrible señora…»
«Tu padre estaría muy orgulloso de ti, ¿sabes, mi niña? Toma, guarda bien este dinero, es para que puedas alojarte en posadas. No es mucho, probablemente tengas que compartir habitación, pero es lo que te digo, en menos de cuatro días estarás en Villa Magnolia»
Scarlett asintió… a ella cuatro días viajando a pie le parecían mortales, pero bueno… era una aventura… ¿verdad?
«Y una cosa, cariño», Emma miró a los lados y bajó la voz. «Ten mucho cuidado. Que nadie se dé cuenta de que puedes hablar con los animales… Tu abuela no sabe que podemos, y creo que por su estado es mejor no darle sorpresas de ningún tipo…»
«Sí, mamá. Tú prométeme que cuidarás bien de Blancanieves y Jack Sparrow»
«¡Pero por supuesto! Viven mejor que nosotras»
Scarlett, quien en ese momento se sentía más Caperucita que nunca, volvió a abrazar a su madre y le prometió que estaría de vuelta en primavera. Sentía un vacío en el pecho y un extraño dolor…
Nuestra nueva aventurera se alejó en dirección al bosque. Emma se sentía terriblemente mal… Le había mentido a su hija… todo para que tuviera un futuro mejor, para que hiciera todo lo que ella no había podido hacer. Sabía que Scarlett la odiaría cuando se enterara, pero generar compasión era la única manera de lograr que se fuera con su abuela, quien la esperaba impacientemente…
Antes de entrar al bosque Scarlett se dio la vuelta y le dijo adiós a su madre, a sus ovejas perrunas, a su idílica cabaña y a su vida como la conocía.
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